Lucas subió corriendo las escaleras, entró como una exhalación en su despacho y abrió el dossier con las pruebas enviadas a la imprenta el día anterior. Cogió el catálogo de «Carnes», que su hijo había traducido al inglés. Como estudiaba cuarto de ADE y pronto empezaría a trabajar con ellos, le encargaba trabajos para la empresa, de vez en cuando, para que fuera cogiendo gusto al negocio familiar.
Pasaba las hojas con nerviosismo… «Maldito pollo, ¿dónde estás?» Buscaba la página del producto catalogado como «Pollo al vino con tomates y especias». Juan, su hijo, había tenido algunas algunas dudas para traducir la receta que acompañaría la fotografía del catálogo. «¿No tienes nada más estimulante para traducir que recetas de pollos?— le había dicho— Por ejemplo… algo así como: “menú de degustación de platos típicos americanos para la próxima concentración de Harley-Davidson”». Y, la verdad, después no había revisado el trabajo que había hecho su hijo.
Le vino al recuerdo una anécdota graciosa de hace años. Se trataba del cartel publicitario del famoso empresario de la empresa de pollos fritos Frank Perdue, con su conocido eslogan: “It takes a strong man to make a tender chicken” que al español se tradujo como: «Se necesita un hombre potente para que un pollo sea afectuoso».
¡Ya! Por fin encontró lo que buscaba. Quería apuntar las palabras cuya traducción había hecho dudar a Juan. Llamaría a Tom, el traductor, para asegurar que la receta en inglés tenía sentido.
Resopló, mientras escribía: «tender». Siguió leyendo, y le saltó a la vista la expresión «to dot». Le sonaba raro. Consultó con el traductor de Google y vio que dot significaba «punto», pero le asaltó la duda de si se utilizaría también en el contexto de la gastronomía… No quería ni pensar que estuviera mal traducido, había encargado en la imprenta una tirada grande de catálogos.
Marcó el número de Tom…
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