¿Se te ha echado el tiempo encima? Esto es lo que puedes hacer para solucionar tu traducción urgente.
A todos nos ha pasado alguna vez. No nos planificamos bien y al final toca correr:
- Tu equipo y tú habéis trabajado a destajo para tener listo el copy de la campaña de marketing, pero ahora queda el último paso: traducir el contenido…
- O quizá estáis organizando un congreso que va a tener lugar en una semana y necesitáis traducir toda la cartelería para los asistentes extranjeros…
- O quizá conseguiste terminar por fin el contrato para esa negociación tan importante entre tu empresa y el nuevo socio…
… en cualquiera de estos casos, se te ha echado el tiempo encima y ¡necesitas la traducción para ayer!
En este artículo quiero mostrarte las opciones que tienes para solucionar este problema.
Contenido
Primero: ¿qué entendemos por «traducción urgente»?
Antes de nada, debemos ponernos de acuerdo sobre qué entendemos por «traducción urgente».
Evidentemente, son aquellas traducciones que hace falta realizar en un tiempo récord.
Pero ¿quién determina cuál es la medida de ese tiempo récord?
A menudo llegan solicitudes de clientes que nos piden traducciones de textos de 6.000 palabras de un día para otro… incluso nos han llegado a pedir 20.000 palabras de viernes a lunes, que aunque esté el fin de semana de por medio, no dejan de ser 20.000 palabras para 3 días (¡IMPOSIBLE!).
En la mayoría de los casos es por desconocimiento del tiempo y el trabajo que lleva traducir. Por eso creo que es importante hacer esta puntualización.
Así que, de nuevo, ¿qué es una traducción urgente?
Consideramos como traducción urgente aquellos pedidos cuyo volumen de palabras es humanamente, físicamente, materialmente (y demás «-mentes») imposible de abarcar en un plazo inferior al que sería razonable. Por ejemplo, 10.000 palabras de un día para otro (ni siquiera podrían/deberían hacerse en 2 días).
La media de referencia para saber cuánto se tarda en traducir, o cuál sería un plazo razonable, es de entre 2.000 a 2.500 palabras al día.
2.500 palabras es el volumen medio que se puede traducir al día normalmente.
A partir de ahí, empieza a considerarse urgencia.
Ten en cuenta que un encargo de traducción no consiste solamente en traducir sino que, durante el proceso, hay que dedicar algo de ese tiempo a la documentación (básico) y también hay que prever tiempo para la fase de revisión (el control de calidad previo a la entrega, ¡ineludible!).
Sabiendo esto, comprenderás que es imposible tener listo un pedido de 5.000 o 10.000 palabras en un día.
Si es que quieres una traducción bien hecha, claro.
Vamos, se podría hacer en un momento MUY puntual —pero no es un ritmo que se pueda sostener en el largo plazo— o bien con determinados tipos de textos extremadamente repetitivos.
Así es como acaba un traductor en estos casos.
Entenderás ahora por qué no es algo que se pueda hacer todos los días 🙂
Bien. Volviendo a tus alternativas, nuestra principal recomendación es que evites llegar al extremo de la urgencia.
La solución ideal: renuncia a la urgencia y sé flexible con el plazo
En la medida de lo posible, evita encargar traducciones urgentes.
Si hay posibilidad de ampliar el plazo y conceder al traductor el tiempo razonable que necesita para hacer su trabajo con diligencia ¡hazlo!
El principal beneficiado serás tú.
Si la traducción urgente es cuestión de vida o muerte
Vale, si el plazo no es negociable porque verdaderamente tu empresa se irá a pique sin esa traducción ¿qué opciones tienes?
Trabaja con un solo traductor. El de más solera que puedas encontrar
En general no es recomendable repartir una traducción entre varios, por aquello de mantener la coherencia de terminología y estilo, pero lo es menos aún si se trata de un encargo urgente en el que apenas quedará tiempo para unificar estilos.
Asígnaselo a UN SOLO traductor profesional (OJO, aquí estoy hablando de un supuesto de unas 5.000 o 6.000 palabras, porque de ahí para arriba… vamos, ni con una panzada de trabajo de 24 horas).
Asegúrate de encontrar al mejor traductor que puedas. El que tenga más años de experiencia y que esté ultra especializado en tu temática.
Si ya es importante trabajar con un traductor profesional, lo es aún más en estos casos.
¿Por qué?
Porque sus años de experiencia le permitirán avanzar más rápido a lo largo del texto. Será menos tiempo que necesite para documentarse.
En estos casos, procura mantenerte accesible para cualquier consulta que el traductor necesite hacer.
Cuando el tiempo apremia, el contacto directo cliente-traductor es crucial.
Si se trata de un volumen inabarcable por una sola persona (aun trabajando a destajo): reparte el trabajo entre varios traductores.
Me refiero a un volumen exageradamente grande. Una cantidad de palabras con la que una sola persona no podría ni haciendo el esfuerzo (más de 5.000 o 6.000 palabras en un día).
En esos casos, inevitablemente, habrá que dividir el trabajo entre varios traductores.
¿Cómo se reparte el trabajo en estos casos?
Necesitarás, no uno, sino dos traductores especializados (o incluso más, dependiendo del volumen que necesites traducir).
Entre ellos se podrán repartir el texto, con lo cual avanzarán «más rápido».
Lo pongo entre comillas porque a pesar de poder dividirse el texto, igualmente uno de ellos deberá revisar TODO para asegurarse de que queda todo bien unificado: terminología y estilo.
De lo contrario, recibirás algo parecido a esto:
Por eso, te recomiendo que dejes ese reparto en manos de los propios traductores.
Si son profesionales con muchos años de experiencia, seguramente tendrán ya fichados a los mejores compañeros.
Los más especializados en el tema de tu texto, o aquellos con quienes pueden formar equipo porque ya hayan trabajado juntos antes, porque su forma de trabajar sea similar (lo cual ahorra un tiempo considerable en la ejecución), etc.
Si no fuera el caso y el traductor que hayas elegido no conozca a ningún compañero a quien recurrir, ya sabes que Hello Translator vendrá al rescate y que te ayudará a localizar a traductores profesionales en menos de 24 horas.
Cómo afecta una traducción urgente a tu bolsillo
Pues no muy bien, la verdad.
Asume que tendrás que pagar un recargo por la urgencia.
Págalo con gusto, acaban de salvarte el c***. Tener listo un trabajo de estas características en tiempo récord significa que el traductor no se ha movido de su puesto de trabajo para dedicarse a ti en exclusiva.
Aunque consiga tener listo tu «imposible», seguramente lo habrá hecho a costa de horas de descanso, malcomer (o ni siquiera comer), desatender a otros clientes debido a la exclusividad que ha tenido que prestar a tu encargo urgente…
Todo eso tiene su coste.
Por último, sé consciente de que las consecuencias no solo las pagas en términos económicos.
Trabajar en plazos de urgencia siempre pone en riesgo el resultado. SIEMPRE. Por meticuloso que sea el profesional que hayas elegido.
Por eso recomendamos que, en la medida de lo posible, evites la urgencia y dejes al traductor trabajar en un plazo razonable.
Esperamos que con estas sugerencias te hayamos ayudado a solucionar tu problema. ¡Uf! Esta vez te has librado por los pelos, pero para la próxima vez, ¡por el amor de Dios, planifícate mejor!
Deja una respuesta