Lo queremos TODO.
Lo queremos todo y para ¡YA!
Y, por supuesto, no queremos que nos cueste un riñón. Lógico.
Yo también querría eso pero siendo realistas no siempre es posible si, además de tener algo rápido y barato, queremos que sea bueno.
Pero ¿cómo afecta el mito Bueno, Bonito y Barato a tus servicios, tanto si eres el que los ofrece como el que los contrata?
El mito Bueno, Bonito y Barato en la prestación de servicios
Es difícil que se cumplan las 3 condiciones a la vez y creo que las razones no son desconocidas para nadie:
- Si algo es bueno y bonito será que porque para su fabricación se ha invertido en diseño y buenos materiales y, por lo tanto, no podrá ser barato.
- Si su precio es más económico y se trata de un producto muy atractivo, probablemente su bajo precio se deberá a que no está fabricado con los mejores materiales. El primer ejemplo que me viene a la mente con respecto a esto son los típicos zapatos de a 10 euros. Muchos de estos zapatos baratos son una preciosidad, pero están fabricados con plasticazo puro que destrozan los pies y no dejan transpirar ni nada ¿merece la pena esa compra al final? A mí no, desde luego, además ya estoy sufriendo las consecuencias de mi época de adolescente, cuando picaba con estas cosas.
- Por último, si algo es bueno y barato seguramente será en el diseño donde se habrá escatimado.
Con los servicios, sean del tipo que sean, pasa lo mismo pero con estas tres variables:
Si vendes servicios estoy segura de que te habrás encontrado con este problema más de una vez, en el que tus clientes te piden la luna y, además, te la piden baratita.
En ese momento te toca a ti tomar la decisión de presentar tu oferta priorizando el factor que consideres más oportuno mientras que el cliente, por su parte, deberá sacrificar uno de ellos en cada decisión de compra que tome.
- Si el servicio va a ser barato y rápido, no te quedará tiempo ni margen para ofrecer la mejor calidad.
- Si va a ser barato y bueno, no podrá ser rápido. Proporcionar un servicio de calidad requiere tiempo.
- Si te exigen que prestes un servicio rápido y bueno, no podrá ser a un precio económico.
Este último punto, además, suele plantear el problema de que se confunda la rapidez con la que se presta un servicio con la complejidad del mismo, o con que tenga un valor mayor o menor.
Seguramente alguna vez te habrán soltado: «pero si no se tarda nada en hacerlo ¡cómo me vas a cobrar tanto!»
Bueno… precisamente, si eres capaz de dar un buen servicio y en un plazo menor que el resto es gracias a tu formación previa que, por cierto, vas a poner al servicio del cliente. Y no olvides que la formación es una inversión que has hecho en ti mismo y cuyos resultados mereces (y debes) cosechar ahora.
De todas maneras, argumentos para el regateo hay miles. Para muestras, este vídeo que es muy divertido y que encontrarás a continuación. Lo encontré en esta entrada: Desmontando el mito bueno, bonito y barato, que en parte me ha inspirado para escribir la mía.
Es muy cómico porque refleja varias situaciones que en el vídeo parecen extremas y ridículas pero que, por desgracia, se dan en la vida real con más frecuencia de la que sería deseable. En todas ellas el común denominador es que el cliente no quiere pagar lo que vale el servicio o lo que ha pedido, o bien pretende pagar solo parte de ello.
Y es que de entre las variables del mito Bueno, Bonito y Barato (o rapidez, calidad, precio) el cliente suele preferir lo barato (aunque, por suerte, a veces también se dan agradables excepciones).
La elección también es aplicable a los servicios de traducción, porque si una traducción tiene que ser urgente y barata, su calidad no será óptima debido a la falta de tiempo y de inversión en medios. Para que sea rápida y buena, no podrá ser barata. Y si, por último, debe ser buena y barata, el cliente tiene que conceder el tiempo que sea necesario para ello.
La mejor opción, sin duda, es priorizar la calidad y el tiempo, porque aunque el precio no sea precisamente low cost, será la opción más rentable, porque la relación calidad-precio será mejor. No olvidemos que lo barato sale caro.
Al final, no deja de ser otra forma de plantear tu propia estrategia de negocio: es decir ¿compites por calidad o compites por precio?
Me gusta tu post, y me quedo con la idea de calidad y tiempo.
Potenciando esos pilares, seguro que encontrarás clientes dispuestos a pagar por tus servicios. Y a recomendarte.
Porque seamos sinceros, cuando te recomiendan algo, como bueno , estás más dispuesto a pagar el precio.
Si te recomiendan algo por barato, ya le das unas vueltas… por lo que dices lo barato sale caro..
Un saludo
Muchas gracias, Andrea:
Exacto, de lo que se trata finalmente es de que ofrezcamos el bien mayor. ¿De qué le sirve al cliente obtener un servicio barato si, a lo mejor, por culpa de eso va a resultar insuficiente en calidad? ¿De qué te sirve a ti como profesional? Lo único que estarás haciendo es cavar tu propia tumba a largo plazo porque vas a perder en credibilidad.
Además, competir por precio no tiene ninguna salida. En cuanto llegue alguien más barato que tú…. game over.
Gracias por pasarte por aquí y comentar. Un abrazo.
Te dejo mi experiencia …
Siempre hemos optado por la calidad en nuestra empresa. Y he perdido muchos clientes. Ahora que las empresas competitivas se están desmantelando, vuelven. Pero yo no quiero trabajar con ellos.
Hay que tener muy claro nuestro nicho de mercado (¿nos suena, no?) pero nunca tenemos que «abusar» de nuestra profesionalidad porque el cliente es muy listo (y ésto todavía, muchos no se han enterado).
¡Hay muchos vendedores de humo!
El equilibrio es complicado pero efectivamente bueno, bonito y barato ¡es raro! Estoy contigo Lourdes.
Muchas gracias por compartir tu experiencia, Ana.
Tampoco se trata de vender humo, claro que no. Yo intento enfocarlo siempre desde el punto de vista de la rentabilidad y de la relación calidad-precio (o al menos es lo que he tratado de transmitir con esta entrada). Es decir, que haya una mínima coherencia entre la calidad del servicio y el precio que se exige al cliente, y a la inversa pasa igual, que sea coherente la relación entre la calidad exigida y el precio que se está dispuesto a pagar.
Como bien dices, encontrar el equilibrio es complicado. Además también influye la percepción que tiene el cliente sobre el servicio o sobre el profesional que lo ofrece (incluso diría que éste es un factor básico en la fijación de precios).
Saludos. Lourdes.
Hay mucha lógica en lo que dices Lourdes, pero los clientes muchas veces queremos las 3 Bs, y si no encontramos 3 pues elegimos que tenga 2… ó 1 por lo menos.
Hay negocios en los que te tienes que diferenciar y dar mucha calidad, sin importar el precio, y en otros justo lo contrario. Y la percepción del cliente, como dices, es muy importante.
Cuando prestas un servicio, yo creo que lo importante es dar calidad y cumplir fechas, o sea ser fiable. Y si alguien quiere rapidez, que la pague.
Me gustó el post.
Un saludo Lourdes.
Hola Vicente:
Muchas gracias por tu aportación. Reconozco que yo, en mi papel de clienta, también quiero las 3B y pagar menos (si es posible, que no siempre lo es) porque tampoco es que me sobre el dinero, por desgracia 🙂 se trata de encontrar un equilibrio.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que lo importante al dar un servicio, a fin de cuentas, es ser fiable. En mi sector es muy importante cumplir los plazos porque muchas veces el avance de los procesos y trámites de los clientes dependen de las traducciones. La calidad es fundamental porque una traducción que no refleja lo que dice el original o que contiene errores de sentido no sirve ni para limpiarse el…. por eso los plazos imposibles no son buenos amigos de la calidad, porque el proceso de traducción es muy artesanal: leer y comprender el original, buscar el equivalente, darle forma y redactar el concepto de la mejor manera posible… y luego revisar todo y asegurarse de que está bien.
Cuanto más tiempo podamos contar para todo eso mejor, aunque existen unos plazos mínimos razonables, claro, tampoco vas a estar toda la eternidad con una traducción, lógicamente. Pero en definitiva como tú dices, quien quiera urgencia, que la pague.
Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar. Un abrazo.
Enhorabuena por el post Lourdes,
Coincido contigo en que la mejor opción, es priorizar la calidad y el tiempo.
Por supuesto que a todos nos gustaria las 3B, pero salvo rara excepción, es imposible,,,,,esta más que demostrado y en nuestras propias carnes que lo barato al final sale caro.
Me dedico a vender varios tipos de servicios relacionados con las webs, (SEO nacional e internacional, rediseño webs, despenalización, auditorías…..) y todos los días, me enfrento a esto de bueno, bonito y barato,,,,por lo que tengo que torearlo todos los días, y en todo este mundo hay mucha competencia de precios, ni te imaginas la de historias que me cuentan, de todos los percances que han tenido con las webs,,,,y al final ellos mismos son los que se delatan, diciendo que como era barato por eso lo eligieron. Al final, todavía les sale más caro.
El video buenísimo, la cara que ponen de: «no puede ser lo que me esta diciendo»
Un abrazo.
Muchas gracias, Mª Dolores:
Claro, puede que un servicio sea barato pero si al final no te soluciona el problema porque, por barato, es un servicio con carencias…. al final estás pagando por nada y tirando el dinero. Y al final tienes que volver a contratar otro servicio que te solucione la papeleta de una vez por todas. Ya lo digo en otra entrada…. «El dinero del pobre va dos veces al mercado».
Gracias por pasarte por aquí y comentar. ¡Un abrazo!
Lourdes
Buenas tardes Lourdes.
Yo soy uno de tus «seguidores» en Google+ y siempre me puedes “encontrar” allí.
Los 3B son imposibles. Tal como muy bien escribió Maria Dolores en el comentario anterior, lo barato siempre saldrá caro. Y tan caro… Mi caso es más extremo todavía, porque en su gran parte se trata de traducciones del inglés o castellano al ruso (y no al revés), así que el cliente no tiene ni la mínima posibilidad de leer o comprobar la calidad. O contactar con otros traductores (que no hacen, no sé porque). Lo juzgo porque a mi me pidieron ver “por encima” algunas traducciones realizadas por otros solo 2-3 veces en 10 años.
La gente juzga solo por las páginas web, con declaraciones tipo “traducimos todo tipo de documentos”, con precios ridículos, lo que significa que tienen pocas ideas de todo. Increíble. Lo que significa que algunos clientes tampoco tienen mucha idea de todo.
Mis principios son los siguientes: trabajo realizado tiene que ser Muy Bueno. Ser y parecerlo ( o sea ser también Muy Bonito). Y el precio – dentro del sector.. Pero primeros dos – sí o sí. Tengo que decir que esto da resultados. Junto con otros “intangibles”, tales como disponibilidad permanente, respuestas a sus correos en el acto, pequeñas modificaciones en los documentos ya traducidos sin modificar el precio pactado…
Yo trabajo con otros traductores. Si no tengo tiempo, o el tema es demasiado especifico… Pero este principio es común para todos nosotros.
Y sí me dicen que “otros dan precios más baratos” – los aconsejo con toda la franqueza contactar con ellos. Y también les propongo (de todo corazón), pasarme después algún ejemplo para verlo en 10 minutos y decir si está bien traducido. Advierto, que no voy a cobrar nada. Solamente quiero ayudarles en sus negocios. Para su bien. Nunca lo hacen. Lo toman como una ofensa. Allá ellos.
Lourdes. Quiero pedirte un favor acabo de publicar una entrada en mi blog abaaron.com “Traductor técnico” – puede ser un traductor “no técnico”?
Me gustaría saber tu opinión del tema y te invito dejar allí un comentario. Espero que tendrás tiempo y deseo para hacerlo.
Te deseo todos los éxitos.
Saludos
Victor
Hola Víctor:
Muchas gracias por tu comentario. Por lo que cuentas, muchas veces la realidad supera a la ficción y algunos casos son difíciles de creer. Pero bueno, de vez en cuando nos encontramos gratas sorpresas y con clientes a los que da gusto prestarles el servicio. Es muy interesante lo que dices de «hacerlo tangible». En los servicios es muy importante saber transmitir el valor con elementos como, por ejemplo, una buena atención al cliente, cumplimiento de plazos, buena presentación de la traducción, etc.
Gracias por tu enlace, me pasaré.
Un abrazo,
Lourdes.
Buenos Días?
Hola Lourdes.
Buen tema administrativo, soy de México, en el caso de México en cualquier negocio, empresa existe un letrero con ese lema, pero el lema «Bueno, Bonito Bárato», no involucra el tiempo, Como administrador siempre me fijo en las palabras claves, para entender el contexto y disminuir la incertidumbre de una mala comunicación.
buscando definiciones:
–Bueno tiene que ver con servicio: DE BUEN MODO, QUE ME TRATEN BIEN, de forma voluntaria, con ganas Haz la tarea por las buenas.
–Bonito tiene que ver con la calidad, QUE CUMPLA CON LOS STANDARES, QUE QUEDE BIEN, QUE SIRVA, QUE SE VEA BIEN.(Bonito es el diminutivo de bueno (algo con un valor positivo ya que resulta agradable, útil, satisfactorio o importante). Se trata de un adjetivo que puede utilizarse para calificar a algo o alguien que goza de belleza),
–Barato: sinonimo GANGA: cosa de calidad que se compra por poco precio (En rebajas se encuentran buenas gangas. 1. s. f. MINERÍA Materia inservible que se extrae de una mina junto con los minerales útiles.
2. Cosa que se adquiere por menos precio o esfuerzo del que le corresponde).
Aquí corresponde fijar nuestra atención, esta palabra es la que causa confusión, el ser bueno se refiere al tipo de persona que atiende el negocio, «si no sonries ya no regreso», bonito tiene que ver con que quede bien lo que pedimos que se haga, pero barato tiene relación con el sistema de producción, tierra, dinero y mano de obra o medios, capital y trabajo; entre más invirtamos en estos rubros tendremos un producto perfecto o bonito
por eso se dice: barato no puede ser bonito,
entonces el dilema es como equilibrar los costos para tener un plus y una ventaja competitiva, una gran compañia tiene muchos medios por eso hace aumentar sus costos, un freelance puede hacer el mismo trabajo en menos tiempo a un precio menor, pero entonces cual es el limite inferior, eso se fija con otro lema: «viendo el sapo la pedrada»
Felicidades Lourdes. buen tema.
Muchas gracias por tu detallada reflexión, Fernando. Me alegro de que te haya gustado el tema. Yo creo que «bueno, bonito, barato» es más aplicable a producto, y que su equivalente en servicios sería el trinomio «calidad, rapidez y precio».
Aunque no estoy de acuerdo en que «bonito» sea un diminutivo de «bueno», pues «bueno» alude más a la calidad, mientras que «bonito» alude a la apariencia, el diseño, etc. Pero sí es muy interesante el enfoque que planteas en cuanto al trato que dispense el dueño del negocio en cuestión, y que eso influye en nuestra valoración final del servicio: «trato amable = buen servicio». A veces sólo nos fijamos en lo tangible y olvidamos detalles como este.
Sin embargo, la conclusión a la que quería llegar con este artículo es que este triángulo es un tanto utópico, si quieres un servicio de buena calidad y rápido, no te va a salir barato. Si lo quieres de buena calidad y barato, no puede ser rápido, y si lo quieres rápido y barato, no puede ser de buena calidad. Si exiges un trabajo apresurado y mal remunerado, el profesional no podrá dar su mejor versión. Para una gran empresa que pueda producir en serie esto no es un problema, pero para actividades más artesanales como es la traducción o cualquier otro oficio… esto es lo que hay.
¡Muchas gracias otra vez, Fernando!