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¿Traductor de Google sí, traductor de Google no?
¿Lees a menudo en inglés (o en otro idioma)?
¿Necesitas escribir e-mails frecuentemente para hablar con los socios que tienes al otro lado del charco?
Seguramente te encuentras palabras que no entiendes cuando lees los artículos de ese blog que tanto te gusta y quieres enterarte de lo que pone.
O bien te cuesta encontrar las palabras adecuadas para escribir tus e-mails en inglés.
¡Cuántas veces te habrán hablado del maravilloso traductor automático! Una herramienta que te traduce lo que quieras al instante!
Qué maravilla, ¿verdad? Tan inmediato, tan eficaz, tan… ¿preciso?
Primero quiero aclarar que esto no es una protesta hacia este recurso. No estoy en contra de los avances tecnológicos ni de aquello que contribuya a aumentar la productividad de las personas en su trabajo.
Todo lo contrario; mi objetivo es, simplemente, fomentar que el uso que se haga de él sea adecuado y responsable.
Para qué es bueno el traductor automático
Con el incremento de las relaciones internacionales es evidente que las personas necesitan comunicarse con otras que hablan lenguas distintas. Además, dado el ritmo frenético al que nos hemos acostumbrado, es necesario que esa comunicación sea lo más rápida posible para asegurar un ritmo de trabajo fluido.
En esas circunstancias, es lógico que en algún momento necesites consultar cómo se dice esto o aquello, pues no eres un diccionario andante.
En el desempeño de tu trabajo seguramente necesitarás comunicarte en inglés más de una vez (o quizás en otro idioma, pero pongo el ejemplo del inglés porque es el más común) y, seamos sinceros, no hay tiempo (ni dinero) para contratar la traducción de todos y de cada uno de los e-mails, fax o llamadas que intervienen en el proceso.
En ese sentido, es perfectamente comprensible que aproveches los recursos que te ayuden a aclarar dudas puntuales con el fin de sacar adelante tu trabajo.
¡Y OJO! Todo esto suponiendo que domines el idioma como para poder desenvolverte bien en general, de lo contrario sí convendría que contrataras ayuda cualificada. En mi caso, no se me ocurriría prescindir de un traductor si tuviera que cerrar una venta con un japonés que no hablase ni gota de inglés ni de castellano, por ejemplo. Se entiende ¿no? Bien, sigamos.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre un traductor automático y un traductor humano y profesional?
Al contrario de lo que suele oírse por ahí, los traductores automáticos no suponen ninguna amenaza para la profesión del traductor. Bajo mi punto de vista son recursos diferentes que cumplen objetivos diferentes.
La necesidad que satisfacen los traductores automáticos es la inmediatez. Ni más ni menos.
No obstante, el peligro surge cuando no se perciben las limitaciones del traductor automático ni se detecta la diferencia entre esta herramienta y el traductor profesional. Tal vez esa diferencia estaría más clara si en lugar de «traductor automático» lo llamáramos «diccionario automático». Al fin y al cabo, no es más que eso.
Esta herramienta no tiene nada de malo si lo que pretendemos es averiguar el equivalente en otra lengua de una palabra aislada, tal y como se ha hecho toda la vida con los diccionarios bilingües tradicionales.
Traducir parrafadas es otra historia.
Las máquinas obedecen a datos y procesos automatizados, y traducen literalmente las palabras porque su único recurso de documentación es su propia base de datos. No tienen en cuenta otros factores que puedan afectar al significado como por ejemplo el objetivo o la intención del texto, la cultura a la que va dirigido, los juegos de palabras o, simple y llanamente, el contexto.
Aunque resulte muy tentador utilizarlo, si lo haces de forma ilimitada te arriesgas a ponerte en evidencia (si esa traducción va a ser publicada, por ejemplo). Tu mensaje quedará distorsionado y no comunicará nada de lo que te habías propuesto. Sin embargo, sí dirá mucho acerca de tu manera de hacer las cosas, y no muy favorable, la verdad.
Si tu objetivo fuese vender o persuadir, por ejemplo, conseguirías un resultado completamente opuesto al que pretendías.
Nada como un claro ejemplo para finalizar
El mes pasado una compañera compartió un divertido ejemplo que encontró en Infojobs.
Se trataba de una oferta de trabajo en la que se buscaba un profesor con un nivel alto de inglés. Tan alto, tan alto, que habían decidido publicar la propia oferta en inglés. Y sí, la tradujeron con un traductor automático.
A día de hoy la oferta ya no está disponible en Infojobs (por razones obvias) pero he conseguido encontrar una impresión de pantalla en este blog, en el que también se comentó este ejemplo. En esta otra página, también lo puedes leer (la imagen es demasiado pequeña y a lo mejor te hace falta).
Como ves, es muy peligroso no ponerle límites al uso de la traducción automática. Ningún traductor que se precie habría consentido traducciones como «profesor/to» (para «profesor/a»), «bilingual level of groins» (para «nivel bilingüe de inglés»), «carnet to drive to displace» (para «carnet de conducir para desplazarse») o «will suspend de kinds» (para «se suspenderán las clases»), etcétera.
La razón de que hayan salido estos resultados es obvia: el traductor automático es una máquina y, como tal, solo obedece a su configuración.
No puede razonar, no corrige, no ajusta.
Uno no puede fiarse a ciegas de sus resultados, y mucho menos cuando es el propio texto original el que tiene faltas de ortografía, como en el ejemplo de «nivel bilingüe de inglés».
Si observas más detenidamente ese ejemplo verás que en vez de escribir «inglés» pusieron «ingles» en el traductor automático (así, sin acento; todo el mundo sabe lo que significa «ingles» ¿no?). De otro modo no podría explicarse que la máquina diese como resultado «groins». Para que luego digan por ahí que no hay que darle importancia a los acentos ni a la ortografía.
Esa falta de ortografía bastó para cambiar radicalmente el sentido de las palabras ya que confundió a la máquina. Sin embargo, una falta de ortografía en el original no habría impedido que un traductor humano proporcionase la traducción adecuada porque aunque faltase el acento, solo por el contexto puede deducirse cuál sería la opción correcta: «english», no «groins».
Una máquina no, porque no piensa.
Resumiendo
Traductor automático sí: Si lo usas a modo de diccionario, cuando necesites consultar el equivalente de una palabra aislada o de una expresión muy cortita (y aún así te recomendaría que cotejases el resultado con un diccionario de verdad para evitar que te pase esto).
Tampoco pasa nada si lo usas para fragmentos algo más largos, siempre y cuando te asegures de revisarlo después.
Traductor automático no: cuando necesites traducir textos completos y, sobre todo, cuando tu imagen o la buena marcha de un negocio dependan de esa traducción. En esos casos, lo mejor es que recurras a un traductor profesional, ¡humano!
¿Y tú? ¿Conoces algún otro ejemplo de fallos de traductores automáticos?
Comparte esta información con tus contactos para que no se vean perjudicados por este problema.
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Siempre he visto ese problema en los traductores automáticos. El de Google no está mal para como bien dices tú, sacarte del apuro en alguna frase concreta y viendo además que la está traduciendo bien y no aplicando sinónimos que desvirtúan el sentido de la frase. Este problema se agrava en idiomas que no controlamos en absoluto, entonces en ese caso tienes que hacer un acto de fe del resultado que te dé el traductor pudiendo ser totalmente desastroso.
La labor de un traductor profesional es imprescindible sobre todo en textos que van a ser leídos por otras personas. He visto webs con el traductor automático de Google instalado y es imposible entender nada en ellas, además de la pésima imagen que se trasmite.
Genial Lourdes. Enhorabuena!
Hola, Carol:
Claro… si te abandonas a ciegas a lo que te saque el traductor automático el resultado puede estar bien…..o puede ser desastroso (suele ser lo segundo). Por eso siempre conviene cotejar sus resultados con fuentes bien documentadas. Además, al hacer eso puedes corroborar si la base de datos de ese traductor automático es buena o no y así podrás determinar si conviene seguir utilizándolo o no.
Lo de las webs que tienen el traductor instalado me parece un desatino total, pero cada cual sabrá la imagen que quiere dar a su público…
Muchas gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario 🙂
Un abrazo, Lourdes.
Un artículo muy interesante!!
Yo me he encontrado verdaderas monstruosidades leyendo textos traducidos con traductor automático. Es un grave problema en mi área: la investigación. Muchos profesionales (brillantes! incluso) escriben verdaderas joyas en español que luego pretenden traducir con la ayuda de plataformas como google translator. Quizás en otras áreas no sea tan obvio, pero la pomposidad con la que muchas veces se escribe en el contexto científico es imposible de trasladar a un idioma, por ejemplo, como el inglés. Intenta traducir una frase de 5 líneas con tres subordinaciones ayudándote solo de un motor automático de traducción!!
Si lo que buscas en estas herramientas es la consulta aislada de conceptos para asegurar tu traducción, mi consejo es el uso de plataformas como Linguee.com, que te da resultados según el contexto.
Qué gran verdad, Pepa. Muchas gracias por compartirlo.
Es una pena que todo el esfuerzo que se vuelca en el original se pierde en las traducciones (hechas con traductores automáticos, se entiende) por culpa de la dejadez y por no saber ver la importancia que tiene hacer las cosas bien y dejarse de soluciones mediocres.
Siempre me he preguntado por qué la gente sí reconoce la importancia de que las publicaciones estén bien redactadas en nuestro propio idioma, y sin embargo, cuando se trata de las traducciones parece que todo vale. No lo entiendo, porque para los lectores de esa otra lengua ¡será también como un original!
Muy buen recurso el de Linguee. No solo te presenta diversas propuestas de equivalencia, sino que te las muestra dentro de los mismos textos en los que aparece. Así se puede saber mejor cuál es la opción más correcta, dependiendo del contexto que nos interese.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Lourdes
Hola, Lourdes:
La verdad es que reconozco que hace unos cuantos años, cuando tenía más bien poca idea de idiomas, utilizaba el traductor de Google. Pero lo poco de lo que me enteraba era tan desastroso que comprendí que no se podía ni entender un texto en otro idioma ni pretender que otra persona lo hiciese mediante el uso de un traductor automático. De hecho, recuerdo que aprendí el verbo «to shatter» gracias a que introduje en el traductor un texto de astronomía del español al inglés… ¡imagina qué palabra había tomado como fuente! Puedes tener suerte y que algunas palabras estén traducidas bien y así hacerte una ligerísima idea de lo que trata, pero está claro que hay que tener en cuenta esas limitaciones que comentas y que no se puede crear un texto decente de esa forma.
También me gustaría comentar que yo no solo desconfiaría de la empresa que ofrece el puesto de trabajo que muestras más arriba, sino de los candidatos. Es cierto que no se puede generalizar y que puede haber personas muy preparadas, pero el hecho de que se apunten a una oferta de trabajo en la que ni siquiera les toman en serio (por el uso del traductor automático) me da una idea de la profesionalidad de ambas partes.
¡Saludos!
Muchas gracias, Estefanía:
Pues sí, como bien dices… este tipo de cosas dicen mucho de la profesionalidad de cada uno. Pero tampoco dudaría de la profesionalidad de la gente que se apuntó a esa oferta de trabajo. Poca culpa tienen ellos de que quien la publicó no se tomase en serio su trabajo; no es lo mismo la persona que se encarga de redactar y publicar la oferta en los portales de empleo que la empresa que, de hecho, tiene el puesto vacante. A veces sí… pero otras no.
Gracias por pasarte por aquí y compartir tu opinión 🙂
Saludos,
Lourdes
¡Gracias por la mención, Lourdes!
La verdad es que todavía hoy no sé qué motor automático usaron para esta traducción, porque Google (que es la opción más obvia) no traduce «inglés» por «groins» ni siquiera quitándole la tilde… Vamos, que si intentan que les salga peor a conciencia no lo consiguen.
Por cierto, que yo fui uno de los candidatos a la oferta (la eliminaron con bastante rapidez y luego la volvieron a publicar en castellano) y creo que batieron algún récord de rapidez al descartarme, apenas unos minutos después de publicar en Twitter el post mencionando a Adecco. Igual soy un poco mal pensada… ;D
Enhorabuena por la página, ¡un saludo!
Jajaja, sí… eso mismo leí en tu entrada. Se debieron de sentir muy heridos en su orgullo xD
Confieso que yo también comprobé con el traductor de Google qué pasaría si pusiera «ingles» sin acento y… para mi sorpresa el resultado fue correcto. Bueno…. «correcto», entre comillas porque ¿cómo sabe una máquina si me estoy refiriendo al idioma inglés (y se me ha olvidado escribir el acento)? A lo mejor mi intención era saber verdaderamente cómo se dice en inglés la palabra «ingles»…. en fin, misterios…
Hay muchos traductores automáticos gratuitos por ahí… han podido usar cualquiera, o a lo mejor alguna aplicación de su propio sistema informático, ¡a saber!
Gracias a ti por tu entrada y por haber recuperado la captura de pantalla. Y muchas gracias por pasarte por aquí y comentar 🙂
Saludos,
Lourdes